jueves, 6 de enero de 2011

Los invernantes de las cumbres.

Foto: Adolfo Ferrero

Ahora mismo en Baleares estamos completando el tramo final de recopilación de datos para lo que va a ser nuestro nuevo Atlas de Invernantes. Este año es el último de tres consecutivos de salir al campo durante los meses de diciembre y enero con papel, boli y prismáticos en mano para ir anotando aves. Se ha repartido el trabajo entre voluntarios, con las islas divididas en cuadriculas de 5 x 5 km. Dentro de cada cuadricula se realizan unos 15 transectos de 15 minutos cada uno. No se pueden repetir de año en año.

El día en que se repartieron las cuadrículas, reconozco que pudo conmigo el entusiasmo del momento. Tuve un momento de "inspiración divina" y me apoderé de las cuadrículas de Estellencs, Puigpuyent y Capdellá. Para los que no conocéis estos municipios, me percaté a posteriori de que es tarea imposible encontrar lugares llanos o que no tengan 30 o 40 por ciento de pendiente....imaginaros el paisaje accidentado de la serie de dibujos de Dragon Ball. También cosa dificil encontrar espacios libres que no esten vallados al estilo frontera de EEUU y Mexico, acompañados de diversas medidas disuasorias del tipo alambre con puas o paredes forrados de cristales rotos...
La cuadricula de Puigpuyent está dominado por el pico de Galatzó, una montaña de 1027 metros. Para los peninsulares, os parecerá un montículo insignificante, pero hay que recordar que este pedrusco arranca desde el nivel del mar. Agujetas aseguradas... Los dos primeros inviernos lo he evitado subconscientemente, y la parte mínimamente llano de la base ya no daba para mas transectos. Ayer me armé de fuerza, mochila a la espalda, tiritas y mandarinas y he tirado para la cima. Si hay algo que impacta de Mallorca, son los continuos contrastes. En nada ya estás en otro mundo. Subiendo por la ladera observé dos mirlos capiblancos Turdus torquatus, y pude escuchar varios reclamos de acentores comunes Prunella modularis. Varios machos pintados de roqueros solitario Montícola solitarius completaron la caminata. El premio del día sin duda fue al llegar a la cima, donde me esperaba la efusiva bienvenida de un grupo de unos 20 acentores alpinos Prunella collaris. Repito efusiva, porque estas curiosas aves han perdido toda la vergüenza a cambio de las migas de pan de los bocadillos de los excursionistas. Jamás había visto tantos juntos. Me sentí abrumado. Mientras descansaba tumbado comiendo tranquilamente el merecido bocata, un ejemplar usó la punta de mi bota como posadero, y yo sin mi cámara.....

En Mallorca esta especie es un invernante escaso y localizado. Concretamente localizado porque solo los verás en las cimas de las montañas mas altas, y alguno suelto por los acantilados marinos durante el paso, y escaso porque lo mas normal es que si escalas una montaña con el propósito exclusivo de ver esta ave, suele regir la ley de Murphy.

No es difícil preguntarnos cómo demonios deben sobrevivir allí arriba. A mi parecer bastante inhóspito. Todo roca pelada con escasa vegetación con un viento constante.

De la población invernante de acentor alpino de Mallorca no sabemos a penas nada; que si se mueven de pico en pico, de qué población nos llegan, estructura.....
Eso sí, podemos afirmar que les gustan los bocatas, las galletas y que algunos ejemplares han aprendido a esperar con esmero a los excursionistas agotados....